martes, junio 29, 2004

Escribiré mientras dure este último cigarro. No hablaré de lo hastiado que estoy de las relaciones interpersonales porque de verdad disfruto de la conversación; así sea con un usuario de la biblioteca, con un wey que creo reconocer en la calle y me saluda o con uno de mis mejores amigos o amigas (que hora tengo varios) y siento, que son en verdad para considerarlos para para mucho tiempo, más que un objeto redondo de vinil (long play).

Es esa sensación de querer tenerlo todo, porque sabes qué sabor tiene un vaso de agua cuando lo ansías. Mis problemas serán del tamaño más pobre, cuando del otro lado tengo a alguien con algo qué decir. Sé que no se puede cambiar así tan pronto, ni querer ser otro de la noche a la mañana, aparte no vale la pena. Vuelves a ser el mismo, otro, pero el mismo, no es cierto? De disponibilidad y buena fé no está hecha la carne humana, pero existen las canciones que lo dicen todo, sólo hay que saber escogerlas. Descripción automática y las copas o lo que esté más cerca, así se hacen los amigos, aunque haya malentendidos; para no tomar en cuenta, claro. Psicodiscologia para pocos, pero para siempre. Eso.

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