Sí, quién no ha sentido ansiedad por tener algo nuevo. Recuerdo cuando a los 12 años mi papá me había prometido una bicicleta nueva para navidad, se supone que yo por la urgencia de andar brincando con mis amigos en la plaza le había dicho que me trajera lo que encontrara. Julio Cepeda era la opción más imediata, por lo que mi padre vino con un adefesio en forma de bicicleta, al menos porque tenia ruedas; cómo pesaba para andar saltando en la plazita San Antonio. En fin, aprendi (creo), que las cosas que uno espera llegan cuando tengan que llegar. Ahora tengo esta nueva máquina para hacer casi lo que quiera. Amén de regalos navideños, este me basta. Quizá le regale la otra a mi sobrino. Arturo se ha portado a la altura, como todo un buen amigo, de esos que vale la pena mencionarlos. Pocos. Los demás andan aun por ahí. Aunque aun no sé cómo llamarle a este post, pienso que tendrá que ver algo con la tecnología. Quien no quisiera una conexión a la altura de esto. La música suple casi todo, aunque sea invierno y esté solo.
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