sábado, diciembre 20, 2003

Los discos.

En el principio fue el gusto por los discos de música rock y la idea de lo aletrnativo, vaya cosa. Me sucedí­a que pensaba que el punk habrí­a de devenir indefectiblemente en esos sonidos, esa imagen, esa facha de los cantantes, porque se suponía una suerte de madurez sonora. Escuchaba a The Smiths y a Skinny Puppy como algo paralelo, luego Cocteau Twins y a New Order, y no me quedaba claro si uno quería diferenciarse del otro. Álvaro Vela, personaje del centro de la ciudad, compartía por igual sus viniles y casetes grabados así como las piezas de las bicicletas. Ángel siempre con las novedades menos notorias, pero más influyentes. Otro amigo, Carlos Garza me acompañaba a Music & More de Galerías para aconsejarme qué escuchar, ja como en el 91, creo.

Luego conocí a Ferna, quien habría de instruirme literalmente sobre los pedidos de discos por correo, toda una novedad y un placer recibir mi primer vinil empaquetado -era el primero de Eric's Trip, se vendía en la Sub-Pop. Ya para entonces aprendía nuevas palabras y otros géneros me rondaban la cabeza. La noción de lo indie la compartía con unos cuantos a amigos que ahora dificílmente escuchan un disco a la semana. Los casettes vírgenes valían de 5 a 10 pesos dependiendo la calidad de la cinta. Creo que fue de Edson de quien me copie la idea de hacerle portadas a las cajitas con recortes de revista. A algunos les gustaba recibirlas como regalo, tanto hice eso que termine por acabarme el estereo de casa. Mi primer compact disc fue uno que compre usado. Una selección de los mejores grupos del programa 120 minutes de MTV, era el volúmen II e incluí­a a grupos como The Ramones, R.E.M. o Echo and The Bunny Men. Nunca supe en donde quedó. Mi primer cd grabado fue The black light de Calexico, me lo regaló mi amiga Ross cuando regresé de Italia como en el 99, creo.

No me creía cuando alguien me dijo alguna vez que después de un tiempo los compactos podrían ser grabables, se me hacía imposible y desconocía el ritmo de la tecnología para entonces, bueno, creo que ahora también. Si ahora cuento con una carpeta que sobrepasa los mil discos es gracias a esto, pero a Arturo, mi contacto más fiable. Abundancia de emepetres cual si fueran palomitas en una sartén. Un verdadero torrente de notas y feedbacks everywhere. No suelo dar mucho crédito a quellos que afirman que hoy en dí­a ya no surgen grupos buenos, en el sentiodo que se quiera. Claro, no hay nada nuevo bajo el sol, es lo mismo y lo de siempre, sólo que ahora sí lo hay. La distancia entre disco y escucha ha disminuido considerablemente. Internet y cabeza son la clave, ah claro, también algo de desvelo que la música envuelve tantas cosas. La música no sirve para nada si no se comparte; Puny dixit.

No hay comentarios.: