Hace mucho que no me dolía el cuerpo como ahora. Resulta que ayer, cuando pensaba que era un buen día por que incluso me había parado de la cama a las 8:30, la segunda parte de la tarde fue totalmente lo contrario. Iba yo en bicicleta a recoger unas fotos a Leones y Gonzalitos como a eso de las 4 de la tarde. No hacía tanto frío, pero mi rodilla estaba fría, dice Lurda que eso fue lo que me afecto más. Llevaba mis audifonos puestos con la tercer canción de un disco de Mike Ness, cuando de repente, -no sé como me distraje un momento volteando hacia abajo, por donde están los pedales- siento que topo en seco con algo: una vagoneta fairmont. Afortunadamente el coche estaba estacionado y no estaba el dueño cerca, por lo que me dispuse a levantarme (luego de quedar en medio de una calle-avenida transitada), y emprender la huida, antes de que me quisieran cobrar la calavera que le habia roto y la vista que le había doblado. En fin, la rodilla no me dio molestias en un buen rato, sino hasta dos horas después estando ya en mi casa. Me puse un unguento y unas vendas, ah y diclofenaco para desinflamar, pues ya comenzaba la hinchazón. Fueron llegando los amigos: Angel, Alfonso, Gerardo, Manuel, Los Luchos, Edson, Beto y no sé quién más. Mucho animo de fiesta y yo sin tomar. Fumamos y luego fuimos hacia los billares. Poca gente, pero después todo fue a mejor. El grupo de Andrea y Boli (Rain Memories) me gustó, aunque no alcancé a escucharlos por completo, me parece que tienen futuro en la incipiente escena independiente de este Estado. Seguimos la fiesta en mi casa hasta no sé que horas, pues aun teniamos como 5 caguamas y una botella de buen tequila. Hoy que me he levantado parece ser que mi rodilla se ha desinflamado, pero no me quiero confiar. Por lo pronto ya no usaré el bastón.
jueves, diciembre 11, 2003
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