Ayer, en un intento por aprovechar los miércoles de cine barato, y por salir un poco de lo mismo y ver cine en una pantalla más grande, fui a Cinemark Plaza Real con intenciones de ver la ultima de Kusturika. Me pasé antes por el HEB, me compré un par de cervezesitas tamaño veladoras, como dice Manuel y unos cacahuates presentación Fiesta mexicana, llego al cine, pido un boleto para La vida es un milagro. El boleto decía que la función comenzaba a las 6:50, por lo que tenía un poco de tiempo para empezar a degustar mis cervezas Miller high draft. Pasa más de media hora y seguían pasando los mismos anuncios nefastos de unos viajes a Can Cun. Comienza la película, y oh decepción, no por Kusturika, sino porque la tipa de los boletos me había mandado a otra sala a ver Mar adentro. Amenábar no me disgusta, pero podría decir que tampoco me gusta, aparte esa ya la había visto en mi casa vía DviX. Para cuando comenzó Mar adentro, la de Kusturika ya llevaría un buen trecho, y como yo traía unos botezotes de cerveza, se me hacía algo incómodo salir y pasearme de sala en sala como si anduviera en la Expo Guadalupe. Al final no me fue tan mal, porque al lado mío se sentaron dos chicas que no entendían del todo la pronunciación de Javier Bárdem en rollo parapléjico, me hice amigo de una de ellas, y hasta resultamos amigos en común de una que había estado en la prepa conmigo. A la otra si voy y le reclamo como debe de ser.
jueves, abril 07, 2005
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