sábado, agosto 28, 2004

Forget da speakers.

Qué se puede esperar en lo de una exposición en el Museo más grande y bonito de esta ciudad, cuando la idea es ir a ver la obra de artistas mexicanos jóvenes, y escuchar a uno del colectivo Nortec, el proyecto Fussible. Pues lo que se puede esperar es eso del vino de honor marca Domecq, que pone tu cabeza al borde del fastidio, y un volúmen de audio a como si estuvieras en el bar de un Sanborn´s escuchando al tecladista o dueto que manipula casi siempre un teclado con caja de ritmos incluida. Al menos Pepe Mogt no expresaba disgusto alguno, o era que su cabello lacio negro no dejaba ver su cara o expresiones. Qué carajos se han de pensar al invitar a parte del colectivo tijuanenense, para sólo ponerle los altavoces que usan cuando tienen música de fondo.

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