viernes, febrero 06, 2004
Pancho me acaba de dar una idea.
Yo le acabo de contar lo que me paso hoy en la tarde. Resulta que ayer miércoles quedamos en vernos Cynthia y yo en la cafetería de la librería. Capuccinos y una baguette para intercalar la plática.Es pertinente decirlo; Cynthia es una ex-novia de mis tiempos en la facultad y hace poco me dejó saber que estaba a dos o tres meses de casarse, luego después de una semana me dijo que si podíamos vernos y platicar y tomar café, lo de siempre. Ya en la cita, en el café de Ghandi, apenas y comienza instaurarse la comunicación entre ella y yo y suena un teléfono. Era el de ella, y era su prometido hablandole como en tono urgente: - Que ya se tenían que ver. – Que dónde estaba, etc ... Viendo la situación, yo pertinente, opté por decirle que lo mejor serí que yo me fuera del lugar, porque Miguel estaba por llegar. No se hable más. No habiendo pasado ni cinco minutos cuando, al mismo estacionamiento en que yo iba a recoger mi mochila, va llegando el celoso en cuestión. Todo alto como un pino y con cara de estoy bien cagado. Ni hablar, me despido de ella y de él no. Salgo del estacionamiento y me voy caminando a la orilla del primer cuadro de la ciudad. Llegue a Morelos con un poco de hambre; unas flautas y una joya de toronja a l tiempo y ya, a trabajar. Total, esto me ha recordado a algunas cosas que en algún tiempo me llevaron a esa situación, no sé, ahora todo es tan diferente o un poco raro, a veces pasa así. Pancho dijo: -Oralé te acabas de aventar una onda bien Raymond Carver. Y yo: - Pues claro, porqué no, y me dieron ganas de escribirlo, pero como no sé hacer un relato, quise contarlo a los demás así.
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