El disco fue bautizado a partir del nombre de un mítico barrio de Los Ángeles, en donde se cuenta la historia del despojo territorial por parte del gobierno, para posteriormente construir ahí el estadio de béisbol de los Dodgers. Así, el eje temático se presta a hacer cierta broma y juegos de palabras con la onda de los extraterrestres (El U.F.O. cayò) o la amenaza comunista (Don`t call me red), todo ello con la participación de los músicos y compositores más seminales y emblemáticos que desde los años 50 forjaron la idea de lo que hoy se conoce como música chicana, importando poco si los registros son el rock and roll, el swing, el corrido o la balada, etc... Una constante en todo el disco es el humor en las letras de las canciones escogidas, que entre vocablos latinos y caló chicano, dan acertadamente al traste con la genuina producción que sólo alguien como Ry Cooder podría cencertar.
Tengo la impresión de que Cooder sabe siempre darle una atmósfera como de que todo estuviera grabado con un sólo micrófono, y que ese micrófono sea como mil micrófonos en uno, como hizo también con el disco Mambo Sinuendo, grabado Manuel Galbán y demás músicos cubanos. Tiene un fondo que remite a un eco evocador de espacios a la manera de algunas grabaciones de Calexico o Giant Sand. Genial. Bravo!
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